11/11/15

DIARIO EL NACIONAL




  Niños del Bronx y de Caracas preparan un 

      concierto lleno de energía y optimismo
                  
                            Información de nota de prensa de Prensa FundaMusical Bolívar
                           09 DE NOVIEMBRE DE 2015 • CARACAS (VENEZUELA)


Los niños de UpBeat NYC, proyecto de Sur del Bronx, inspirado en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, y la Orquesta Infantil Núcleo San Agustín han tenido tres días de ensayos cargados de solidaridad y compromiso por hacer música de calidad
EL NAICONAL WEB 2015


El Centro Nacional de Acción Social por la Música (Cnaspm) no es una plaza de toros, pero aun así suena Toreadores, de Georges Bizet, e imaginariamente el lugar se convierte en un rincón de Sevilla. Sí, los pequeños músicos, convertidos en suerte de toreros, de la Orquesta UpBeat NYC, del Sur del Bronx, y la Orquesta del Núcleo San Agustín son los protagonistas de un ensayo que los prepara para hacer una presentación conjunta titulada Concierto de Esperanza: el Bronx en Caracas, que será dirigida por el maestro Gustavo Dudamel y que  se llevará a cabo el sábado, 4 de julio, a las 5:00 pm, en la Sala Simón Bolívar del Cnaspm (ubicado en Quebrada Honda. Los niños también  tendrán una presentación el 5 de julio para celebrar el Día de la Independencia de Venezuela.

Una parte del ruedo musical es dirigido por Tupac Rivas, quien les indica a sus toreadores que se van a detener las veces que sea necesario y que tengan mucha paciencia durante el ensayo.   Una práctica musical entre niños de Estados Unidos y Venezuela podría ser complicada por las barreras del idioma. Sin embargo, “el momento musical no es complicado. Yo creo que nos hemos entendido bien”, asegura Rivas, quien dirige a los muchachos con apoyo de varios profesores del Núcleo San Agustín.

“El programa de práctica consta de 12 obras  apropiadas para orquestas infantiles. Este repertorio no solo cuenta con obras trabajadas por nosotros, sino por ellos también”, explicó Rivas. Es un trabajo arduo, porque hay música por leer y trabajar. Los integrantes del Núcleo San Agustín demuestran la energía latinocaribeña que los caracteriza. “Estos muchachos de San Agustín están muy bien preparados. Les agracemos  que estén contagiando a los nuestros de energía y entusiasmo”, dice Liza Austria, quien junto a su esposo, Richard Miller, promueven el modelo musical venezolano en zonas necesitadas del Bronx.

UpBeat NYC busca conquistar más espacios en el Bronx y tejer redes en esa comunidad. “Es un programa que, quizás, no se vaya a expandir mucho, pero sus mismos integrantes son multiplicadores de todo el esfuerzo que se está realizando”, dijo Miller, quien denota compromiso con este encuentro binacional.

La emoción de los niños de ambos países se multiplicó cuando supieron que el propio Gustavo Dudamel dirigiría el concierto. El jueves en la tarde, el director venezolano, tomó la batuta para dirigir parte del ensayo. “Él es para nosotros un ícono. Verlo en el ensayo fue como un sueño para nosotros. Estamos muy contentos porque va a dirigir el concierto y por lo que hemos aprendido en Venezuela”, dijo Nathaly Cruz, flautista de UpBeat.

La visita de la organización estadounidense es patrocinada por Citgo Pretroleum Corporation, apoyada por el Ministerio del Poder Popular de Relaciones Exteriores, y forma parte de los proyectos de intercambio del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, cuyo órgano rector es la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. 

10/11/15

La Música como una Herramienta de Enseñanza.



              La mayoría podría  pensar que la música es solo otra forma de entretenimiento o algo par pasar el tiempo. Sin embargo estudios recientes han revelado todo lo contrario; la música , en efecto, es una poderosa herramienta educativa..De acuerdo a algunos estudios:

             Las lecciones de piano    pueden incrementar  las destrezas para el razonamiento  abstracto más que las lecciones de computación

             La música estimula el aprendizaje del hemisferio derecho

             La selección apropiada de la música, puede incrementar los niveles de atención y cuando es usada como fondo, puede ayudar a los estudiantes a estudiar mejor y a rendir más en los exámenes.

             La música propicia la creatividad

             Puede desarrollar  y mejorar las habilidades en la comunicación

             Escuchar música, ayuda a los estudiantes   a reconocer mejor los patrones ( destreza útil para aprender matemáticas y gramática).

             Las clases que incluyen música, desarrollan la habilidad matemática. De acuerdo a los expertos, fortalece los cordones neuronales que transmiten información  entre el hemisferio derecho y el izquierdo.

             Estudiar como tocar el piano y como se escribe música, incrementa la habilidad cerebral de visualizar radios, fracciones, proporciones y pensamiento en espacio y tiempo.
               
               Los grupos de docentes que se han avocado al uso de la música como herramienta d e  enseñanza, señalan que la música es realmente   una parte de la formula del aprendizaje exitoso.

               En 1993,  Japón, Holanda y Hungría   fueron los 3 países  primeros  en cuanto a la habilidad científica de sus estudiantes. El factor común conseguido entre los 3 países   fue que la música  forma parte del curriculum desde preescolar hasta universitario

             La mayoría de los lideres diseñadores   técnicos e ingenieros tocan algun instrumento.

             Después de implementar un programa intensivo de música, la escuela elemental de San Augustine  Bronx, mejoró las habilidades lectoras de sus estudiantes y pasó de estar en los últimos lugares a situarse por encima del average, solo en pocos años.Consideran los expertos, que fortalece los cordones neuronales que transmiten información  entre el hemisferio derecho y el izquierdo.
      
             La escuela Davidson de Augusta, Georgia, se convirtió en la numero 1 de los estados unidos, en cuanto a rendimiento académico..esto sucedió 10 años después de haber introducido  un programa de música   como parte de su curriculum.

             Todos los miembros de los equipos ganadores del concurso de matemática de escuelas intermedias o técnicas de Palos Verdes, tocan algún instrumento.Un estudio reveló   que los alumnos que estudiaron piano  y jugaron  con  programas especiales de matemáticas en computadora  durante un periodo de 4 meses, obtuvieron un score 27 %mas alto que el grupo que tomó lecciones de inglés y jugó el mismo juego. Se demostró que   el grupo que estudió piano también obtuvo 100%   mejores acores que el grupo que no tomo  lecciones de piano, ni jugo el juego de matemáticas.

             En 1997  la universidad de California , desde su programa para graduados en educación y estudios de la información,  condujo un estudio con  jóvenes del 8vo y 10mo grado y determinaron que aquellos alumnos expuestos a estrategias musicales  tenían un mejor rendimiento en la escuela y eran menos propensos a desertar

              Aunque la explicación exacta de cómo la música afecta  el aprendizaje es aun motivo de estudio. Como  docente, usted debe considerar esto como una posibilidad factible, real y debes hacer todo lo posible por incorporar música a tus salones de clase para maximizar su potencial como una excelente herramienta de enseñanza.



Fuentes
1 Lim, Ronald, “Never Too Highbrow.” http://www.mb.com.ph/archive_pages.php?url=
2, 3, 6 Music in the Classroom, http://esl.about.com/library/lessons/blbrainmusic.htm  
4, 5 Wikipedia, “Alfred A. Tomatis.” http://en.wikipedia.org/wiki/Alfred_A._Tomatis  
8, 13, 14 “Piano training is a noteworthy math teaching tool,”     
9, 10, 11 Dickinson, Dee, “Music and the Mind.”

24/9/15

REFLEXION: EL MENDIGO MUSICAL


                                           El Mendigo Musical 

Esta historia es sobre un hombre que reflejaba en su forma de vestir la derrota, y en su forma de actuar la mediocridad total.

Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. Este hombre, sucio, maloliente, tocaba un viejo violín.

Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.

El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma displicente y aburrida con que tocaba ese violín.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical.

Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacer algo.

Le solicitó el violín. Y el mendigo musical se lo prestó con cierto recelo.

Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.

Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto.

La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con tanta alegría.

El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

La vida nos da a todos "un violín". Son nuestros conocimientos, nuestras habilidades y nuestras actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca.

Se nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.

Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes si hemos de ejecutar un buen concierto.

Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "hay se va...", Que piensa en términos de "me vale...", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pésima ejecución, cubriendo sus necesidades.

Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.

La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.

Tú y yo, y cualquier otra persona, tenemos que aprender tarde o temprano, que los mejores lugares son para aquellos que no solamente afinan bien ese violín, sino que aprenden con el tiempo también a tocarlo con maestría.

Por eso debemos de estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían. La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

La verdad es que Dios nos concedió "libre albedrío". Tú puedes hacer algo grande de tu vida, o hacer de ella algo mediocre. Esa es tu decisión personal.

LO NEGATIVO:
Negarnos a afinar bien nuestro violín de la vida. Y quejarnos de que la gente no disfrute la melodía que sacamos de él.

LO POSITIVO:
Comprender que, nos guste o no, solamente prosperáremos si afinamos bien ese violín, y aprendemos a sacar de él las mejores melodías.


Colosenses 3:23
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios Padre por él.”
Colosenses 3:17
  

20/6/15

EL CEREBRO Y LA MÚSICA

Francisco Delahay y Sergio de Régules.


Sabemos que todas las sociedades humanas tienen música y que las habilidades musicales se manifiestan desde las primeras etapas del desarrollo de los niños. Pero desde el punto de vista evolutivo, el origen de la música es un misterio.
 

    Los instrumentos musicales más antiguos que se conocen se encontraron en las cuevas de Isturitz, en Francia, y de Geissenklösterle, en Alemania. Se trata de unas flautas hechas de hueso de ave que datan de hace unos 32 000 años. ¿Para qué usaban la música los habitantes de esas cuevas?.
    No hay manera de saberlo porque la música no deja rastros duraderos una vez que se acaba. Pese a todo, podríamos imaginarnos algo así: un grupo de humanos primitivos lleva a cabo sus actividades cotidianas. En las proximidades de la cueva las mujeres recogen frutos, algunas con criaturas en brazos. Los niños juegan cerca de ellas. Los hombres vigilan, arma en mano, antes de irse a cazar. Un bebé llora. Su madre le canta para tranquilizarlo. Se oyen otros sonidos: el viento pasando entre las hojas de los árboles, pájaros, el rugir de algún felino. Detrás de un árbol un hombre toca la flauta para una mujer. Cae la noche. A la luz de la fogata suena el golpeteo rítmico de un instrumento de percusión hecho de corteza de árbol. Un anciano repite monótonamente un cántico que embelesa al grupo. Todos bailan mientras tocan las flautas de hueso. El placer de la actividad coordinada genera un ambiente de camaradería que deja a los participantes extasiados.
 
UN MISTERIO.

       Hay quien expresa su identidad por medio de su atuendo y usa la ropa como si fuera una tarjeta de presentación. Otras personas se definen por lo que leen: se puede obtener mucha información acerca de ellas examinando el contenido de sus libreros. Pero no todo el mundo les da importancia a la moda o a la lectura, ni confía su imagen personal a su vestuario o a su biblioteca. Una expresión de identidad más común es la música que escuchamos. Si te pareces a nosotros y estamos casi seguros de que en esto sí, entre tus pertenencias más personales  se encuentran tu colección de música.

      La música nos gusta por diversas razones, pero sobre todo porque inspira emociones, desde la oleada de placer abstracto que nos pone la carne de gallina sin saber por qué, hasta la nostalgia del recuerdo que nos evoca. Tanto significado emocional le damos a la música que es fácil ponerse sentimental y no apreciar el enigma que entraña. Charles Darwin lo expresó por primera vez en 1871, en su tratado sobre el origen de los humanos: "Puesto que ni la capacidad de disfrutar ni la de producir notas musicales tienen la menor utilidad para el hombre en sus hábitos cotidianos, hay que clasificarlas entre las facultades más misteriosas de las que está dotado". No es que Darwin desdeñara la música ni las distintas funciones que cumple (ambientación para rituales, bálsamo del alma, herramienta para el cortejo). El padre de la evolución se refiere más bien a que no es de ninguna manera evidente que las facultades musicales nos confieran a los humanos ventajas en el juego de la supervivencia: no nos sirven para defendernos de las fieras, ni para cazar a nuestras presas; no calientan nuestro hogar, no nos ayudan a obtener agua ni cuidan nuestros cultivos. Desde el punto de vista evolutivo el origen de la música es un misterio.

PARA QUE SIRVE LA MÚSICA.

      La mayoría de los investigadores que buscan el origen de las habilidades musicales se basan en dos hechos observados y una suposición. Los hechos observados son que todas las sociedades humanas conocidas hasta hoy tienen música y que las habilidades musicales se manifiestan desde las primeras etapas del desarrollo de los niños. Un bebé de dos meses ya discrimina entre sonidos considerados agradables y sonidos que para la mayoría son desagradables, además de ser capaz de recordar melodías escuchadas varios días antes. De aquí se puede concluir que la música es innata: nacemos dotados para apreciarla sin que nadie nos enseñe. La suposición que mencionamos es que las habilidades innatas son adaptaciones en el sentido evolucionista del término capacidades que dan a los organismos que las poseen mayores probabilidades de procrear y que, por lo tanto, van cundiendo en la población al paso de las generaciones hasta que sólo quedan individuos con esas capacidades. Dicho de otro modo, si la evolución nos ha dotado de cerebros musicales, debe ser porque la música confirió a nuestros antepasados alguna ventaja en el entorno en que vivían.

       Así pues, indagar acerca del origen de las facultades musicales equivale a buscar qué ventajas da la música a un grupo de homínidos en las llanuras primitivas. Hay quien alega que la música servía para mantener unido al grupo, lo cual tiene ventajas más o menos evidentes para unos organismos que tienen que defenderse de si eras más fuertes y veloces que ellos, y que han de dar les cacería para obtener alimento. Darwin, por su parte, pensaba que la música en los humanos surgió como herramienta para el cortejo, igual que la cola del pavorreal y el canto de muchas aves (opinión hoy minoritaria: si la música fuera de origen sexual, ¿por qué cumple tantas otras funciones y aparece en actividades tan diversas?).

¿PASTEL DE QUESO PARA LOS OÍDOS?.

       El psicólogo experimental Steven Pinker, del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard, tiene una opinión iconoclasta: que la música no es una adaptación, sino una especie de efecto secundario de otras habilidades y necesidades del organismo humano. Pinker compara la música con el pastel de queso (sin ningún afán peyorativo, hay que añadir). Este manjar contiene grasas y azúcares en grandes cantidades y tiene una textura cremosa que hace agua la boca. El pastel de queso es una tecnología que hemos inventado para estimularnos artificialmente los circuitos cerebrales del placer. Estos circuitos han evolucionado para indicarnos que hemos efectuado una acción que mejora nuestras probabilidades de vivir; por ejemplo, obtener alimentos llenos de energía para sobrellevar las épocas de vacas flacas (o, tomando en cuenta el modo de vida de nuestros antepasados, de mamuts flacos). El pastel de queso concentra estímulos placenteros que en cierta manera engañan al cerebro, haciéndole creer que hemos llevado a cabo una acción que promueve nuestra supervivencia. La música, según Pinker, es igual. Sus sonidos repetitivos, ordenados y predecibles, nos hacen cosquillas en los centros del placer que sirven para indicarnos que hemos encontrado un ambiente ordenado y predecible, un ambiente seguro.

       Para sustentar su tesis del “pastel de queso auditivo” Pinker señala que la música puede ser innata sin ser adaptativa, como otras tecnologías del placer; por ejemplo, la gastronomía: el organismo sólo exige nutrientes, sin requerir que éstos vengan cocidos, sazonados y servidos con una ramita de cilantro. Además, dice Pinker, la hipótesis de la cohesión social y las otras de ese tenor que la música tranquiliza, o que fortalece el vínculo entre la madre y la cría en el fondo no dicen nada acerca del origen de la música. En efecto, habría que explicar entonces por qué la música favorece la cohesión social, tranquiliza o fortalece el vínculo con la madre.

NOTAS Y NEURONAS.

      Los investigadores de la neurofisiología de la música han empezado a entender estos procesos en los últimos años. Para explorar los vericuetos que sigue la música por el cerebro algunos investigadores llevan a cabo estudios de personas con lesiones cerebrales que afectan alguna de sus capacidades musicales. Localizando la lesión en el cerebro se pueden hacer deducciones acerca de la función que cumple la zona afectada en el reconocimiento de la música. Otros investigadores emplean técnicas para visualizar la actividad cerebral en tiempo real, como la tomografía de emisión de positrones y la resonancia magnética funcional. Estas técnicas permiten observar al cerebro en acción al procesar música.

      Así se han dado cuenta de que la música no sólo activa la corteza auditiva, sino también otras regiones del cerebro especializadas en tareas muy diversas: las que controlan los músculos (particularmente en las personas que tocan algún instrumento), los centros del placer que se activan durante la alimentación y el sexo, las regiones asociadas con las emociones y las áreas encargadas de interpretar el lenguaje.

    Según Robert Zatorre, neurocientífico del Instituto Neurológico de Montreal, las actividades musicales escuchar, tocar, componer ponen a funcionar casi todas nuestras capacidades cognitivas. Muchos neurocientíficos se interesan en la neurofisiología de la música porque ésta puede revelar muchas cosas acerca del funcionamiento general del cerebro.

LA MÚSICA Y EL LENGUAJE.

      El estudio de la percepción del lenguaje ha influenciado y precedido en muchos aspectos al estudio de la percepción musical, seguramente por ser ambos, música y lenguaje, información transmitida por medio de sonidos.

       Pero hoy sabemos que el cerebro no procesa igual la música y el lenguaje. Isabelle Peretz, guitarrista y psicóloga de la Universidad de Montreal, y su equipo han realizado estudios del trastorno conocido como amusia, la imposibilidad de reconocer sonidos musicales. Los participantes son incapaces de aprenderse melodías sencillas y de detectar errores en una melodía conocida. Sin embargo, conservan sus habilidades lingüísticas intactas. Por ejemplo, distinguen perfectamente entre la entonación de una afirmación y la de una pregunta. Peretz opina que la amusia se debe a algún trastorno de la corteza auditiva primaria, donde se reconocen las notas y su sonoridad, el primer paso que lleva a cabo el cerebro al analizar la música.

       Por si eso no bastara para distinguir la música del lenguaje, los investigadores han descubierto que éste se procesa preferentemente en la corteza auditiva del hemisferio izquierdo del cerebro, más dado al análisis, mientras la música se procesa más bien (aunque no exclusivamente) en la corteza auditiva derecha. En los músicos la corteza izquierda interviene más que en las personas que no lo son, sin duda porque los músicos escuchan la música de manera más analítica.

       Con todo, las analogías entre música y lenguaje siguen guiando investigaciones. En los años 50 el lingüista Noam Chomsky alegó que el cerebro humano ya viene equipado con una especie de programa de gramática, pero no para un lenguaje específico, sino una gramática universal. Así, todas las lenguas del mundo, por distintas que nos parezcan, tendrían una estructura común a cierto nivel. Algunos compositores, lingüistas y musicólogos han extendido las ideas de Chomsky a la música. El lingüista Ray Jackendoff y el compositor Fred Lerdahl propusieron en 1983 una teoría de la gramática universal de la música, según la cual una composición se construye con un número limitado de notas que se combinan según un conjunto de reglas (la gramática musical). Las reglas dan a las notas una estructura dividida en capas de significado musical. Al escuchar la secuencia de notas, el cerebro del oyente reconoce esas capas de la misma manera que en el lenguaje reconoce verbos, sustantivos, adjetivos y todo lo demás.

       El etnomusicólogo estadounidense Alan Lomax llegó a una conclusión chomskiana, también en los años 50, luego de analizar las canciones de muchas culturas. Según Lomax, igual que por medio del habla se puede construir un número infinito de frases a partir de un número finito de sonidos, un número infinito de canciones se puede generar a partir de sólo 37 elementos rítmicos, armónicos y melódicos. Más recientemente, en los años 90, Jukka Louhivuori y Petri Toiviainen, de la Universidad de Jyväskyklä, en Finlandia, también influenciados por las ideas de Chomsky, han diseñado modelos generadores de melodías y los han convertido en programas de computadora que “componen” frases musicales. Louhivuori y Toiviainen han probado la eficacia de estos programas como imitadores de los compositores humanos haciendo que muchas personas escuchen y evalúen las melodías.

EL DESAFÍO PINKERIANO.

      Septiembre de 2004, Reading, Inglaterra. Reunión de investigadores de la evolución del lenguaje y de la música. En una de las sesiones, el especialista en educación musical Pedro Espi-Sanchis reparte tubos de plástico de distintas longitudes y pone a los investigadores a soplar para producir silbidos, indicándoles que no repitan lo que hacen los demás. Al cabo de unos minutos, los silbidos cacofónicos se convierten espontáneamente en una agradable melodía sin que nadie se lo proponga. Todos bailan mientras tocan las flautas de plástico. El placer de la actividad coordinada genera un ambiente de camaradería que deja a los participantes extasiados.

     A muchos de esos participantes la experiencia también los dejó más convencidos de que la música no es pastel de queso auditivo, como propuso Steven Pinker en 1997, sino una adaptación que cumple una función evolutiva. El experimento de Espi-Sanchis favorece la hipótesis de que la música servía para organizar las tareas colectivas y reforzar los lazos afectivos de los grupos.

     El debate del origen evolutivo de la música no está zanjado. Muchos investigadores, sin ser de la opinión de Pinker, han aceptado el desafío que ésta implica y siguen buscando la manera de averiguar si la música cumplió una función adaptativa en nuestros antepasados, o si es, en cambio, un efecto secundario, muy afortunado, eso sí. Además de arrojar luz sobre el funcionamiento del cerebro en general, las investigaciones acerca de la neurofisiología de la música seguramente ayudarán a dar respuesta al enigma evolutivo.
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Francisco Delahay y Sergio de Régules han tocado juntos en quién sabe cuántos grupos y compuesto en colaboración varias piezas de humorismo musical. Francisco es compositor y etnomusicólogo y vive en Finlandia. Sergio es físico y divulgador de la ciencia. Trabaja como coordinador científico de ¿Cómo ves?.
 


LOS BENEFICIOS DE LA MÚSICA PARA TU MENTE.

       Un breve repaso por algunas de las psicomieles que la música derrama sobre nuestra mente; ojalá sirva esto como invitación a tomar las riendas de tu propio playlist existencial.

      Analizando brevemente la historia humana, al menos los últimos cinco mil años, podríamos afirmar que la música ha sido uno de los más estimulantes y nobles acompañantes que hemos tenido. Ya sea para reafirmar nuestra existencia, para ambientar momentos épicos que se entretejen con nuestra cotidianidad, para acariciarnos en los momentos más duros del camino, o como eje de movimientos sociales o patrones culturales, lo cierto es que este exquisito producto de la creatividad humana resulta, invariablemente, una compañía casi inmejorable.
      Es altamente probable que coincidas con las anteriores líneas me resulta difícil creer que existan seres humanos imposibilitados de acceder a una deliciosa comunión con la música. Pero por si necesitaras algún re-afirmante, tal vez repasar la postura al respecto de algunos de los más ilustres pensadores de nuestra historia podría ayudarte:
      Por ejemplo, el escritor Aldous Huxley advertía que “tras el silencio, aquello que mejor puede expresar lo inexpresable es la música”. Mientras que Nietzsche aseguraba que “sin música, la vida sería un error” o que en ella la pasión se auto-complace, y Beethoven anunciaba que la música es una revelación que supera toda filosofía y toda sabiduría. Y no solo podemos encontrar inspiradoras afirmaciones sobre esta gloriosa herramienta, su desbordante esencia también ha servido para dar vida a algunas de las más exquisitas metáforas, como aquella que reza: “tú eres la música mientras esta dura”, cortesía de TS Elliot, o cuando Lao Tzu explicaba que “la música del alma puede ser escuchada por el universo”.
      Más allá de celebrar las mieles de la música, en esta ocasión me gustaría llevar su glorificación a un plano distinto, al de la psicología y la neurociencia. A continuación les comparto algunos beneficios, científicamente comprobados, que la música tiene para nosotros:
REDUCE EL DOLOR Y DILUYE LA ANSIEDAD.
       Si partimos de la afirmación que el dolor físico es parcialmente subjetivo, entonces alterar la percepción de una persona puede cambiar la forma en la que se experimenta esa sensación. La música puede romper la repetitiva secuencia dolor estrés dolor que envía información a nuestro cerebro, y con ello disminuir significativamente la presencia de esta sensación. Pero también se ha comprobado que la música actúa sobre el sistema opiáceo de nuestro cerebro, y cuando una persona escucha música que le es grata, ese estímulo puede activar dicho sistema, lo cual permite combatir la sensación de dolor físico.

estimula la alegría.
      A pesar de que esta afirmación resulta obvia para muchos de nosotros, lo cierto es que también existe un fundamento neuronal para explicar este fenómeno. De acuerdo con un estudio de la Universidad McGill, exponerte a música que disfrutas detona la producción de dopamina, neurotransmisor que activa el mismo centro de placer que estimulan las experiencias sexuales o gastronómicas.

favorece la concentración.
       Según el psicólogo clínico Jonas Vaag, miembro activo del Nord.TriØndelag Health Trust, en Noruega, cierto tipo de música, particularmente la clásica, y aún más específicamente las piezas barrocas de compositores como Hendel y Bach, auxiliarán a tu mente para concentrarse y organizar información con mayor destreza. Aparentemente sorprender a tu mente estimulándola con un sonido distinto al que espera, pero como parte de una dinámica armónica, ayuda a que se afinen, instantáneamente, las regiones cerebrales encargadas de la atención y la anticipación.
      En fin, debo confesar que en lo personal no requería de fundamentos neurocientíficos para consumar mi entrega total respecto a mis hábitos musicales. Pero creo que no deja de resultar emocionante el comprobar que aquellas sublimes sensaciones registradas a lo largo de nuestra vida, en compañía de música, aportan beneficios tangibles, y medibles, al funcionamiento de nuestra mente. Y si consideramos que la "realidad", o al menos una buena porción de ella, se produce en la actitud mental que entretejemos, entonces podemos afirmar que la música, literalmente, puede ayudarnos a construir una mejor existencia. Y por eso los invito a ser los propios Dj´s de su vida, a tomar las riendas de tu propio playlist existencial, a conocer la manera en que tu ánimo reacciona ante específicos estímulos musicales, y a aprovechar, de forma tanto práctica como poética, las múltiples bendiciones sonoras que te rodean. Salud!
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